La actividad física es una herramienta clave para el equilibrio hormonal en la mujer. Las hormonas regulan funciones esenciales como el metabolismo, el ciclo menstrual, el estado de ánimo y la energía. Cuando están en desbalance, pueden aparecer síntomas como fatiga, cambios de humor, aumento de peso o alteraciones en la menstruación.
El ejercicio regular contribuye a estabilizar las hormonas de varias maneras:
✔️ Regula el ciclo menstrual: La actividad física moderada favorece la producción equilibrada de estrógenos y progesterona, reduciendo síntomas premenstruales y mejorando la ovulación.
✔️ Disminuye el estrés y mejora el ánimo: El ejercicio reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés) y aumenta la producción de endorfinas, promoviendo bienestar emocional.
✔️ Previene la resistencia a la insulina: El movimiento ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, disminuyendo el riesgo de diabetes tipo 2 y síndrome de ovario poliquístico (SOP).
✔️ Favorece la salud ósea y muscular: El entrenamiento de fuerza y el impacto controlado estimulan la producción de estrógenos, fundamentales para la densidad ósea y la prevención de la osteoporosis.
¿Cuál es la mejor actividad?
El equilibrio es clave. Ejercicios de fuerza, aeróbicos y de flexibilidad, adaptados a cada etapa de la vida, potencian la salud hormonal sin generar estrés excesivo en el cuerpo.