La lactancia es una etapa hermosa, desafiante y llena de emociones. Pero también puede traer consigo molestias físicas que muchas veces se normalizan o se silencian. Si sientes dolor en la espalda, cuello o brazos al amamantar, no estás sola… y no, no “tiene que ser así”.
En este blog queremos darte algunos tips prácticos para cuidar tu cuerpo mientras cuidas a tu bebé, porque tu bienestar también importa 💜
Durante la lactancia, es común adoptar posturas prolongadas o forzadas, como encorvarse hacia el bebé, sostenerlo con tensión o sentarse en posiciones poco cómodas. Esto, sumado al cansancio, la demanda constante y los cambios hormonales, puede provocar:
Además, la baja de estrógenos propia de la lactancia puede influir en la elasticidad de los tejidos y tono muscular, lo que también impacta en el piso pélvico y en la recuperación postparto.
Antes de colocar al bebé, asegúrate de estar cómoda. Usa cojines de lactancia, apoya tus brazos y mantén la espalda recta. No te inclines hacia el bebé: acércalo a ti.
Varía las posturas para distribuir el esfuerzo muscular. Prueba amamantar acostada de lado, en posición de “balón de rugby” o con el bebé sobre una almohada firme.
Tómate unos minutos entre tomas para mover el cuello, hombros y espalda. Estirarte suavemente puede prevenir contracturas y liberar tensiones acumuladas.
Pequeños momentos de descanso, respiración consciente o ejercicios guiados pueden marcar una gran diferencia. Tu cuerpo también necesita ser contenido.
La lactancia no debería doler. Si experimentas molestias persistentes o quieres aprender a cuidar tu cuerpo en esta etapa, nuestro equipo de kinesiólogas especializadas en postparto puede ayudarte. Desde ejercicios suaves, activación del piso pélvico hasta asesoría ergonómica para lactancia, estamos aquí para ti 💜
Recuerda: estás haciendo un trabajo increíble. Cuidarte también es parte de cuidar.
