La postura no solo influye en cómo te ves, sino también en cómo te sientes. Una postura inadecuada puede generar tensiones musculares, dolores de espalda y, lo que muchas mujeres desconocen, afectar la salud del piso pélvico.

El piso pélvico está íntimamente conectado con tu postura. Cuando adoptas una postura encorvada o forzada, la pelvis se desajusta, lo que puede debilitar esta zona o generar tensiones excesivas. Esto no solo aumenta el riesgo de incontinencia urinaria o prolapsos, sino que también dificulta el correcto funcionamiento de los músculos abdominales y del core.

Para mejorar tu postura y proteger tu piso pélvico:

1. Mantén la pelvis en una posición neutra: Imagina que tu pelvis es una vasija de agua que no debe derramarse ni hacia adelante ni hacia atrás.
2. Fortalece el core de manera segura: Los ejercicios que incluyen activación del transverso abdominal son claves.
3. Integra pausas activas: Si pasas mucho tiempo sentada, levántate y haz ejercicios de movilidad para alinear tu columna y liberar tensiones.
4. Consulta con un especialista: Una evaluación personalizada puede ayudarte a identificar malos hábitos posturales y prevenir problemas a largo plazo.

Una buena postura no solo mejora tu apariencia, sino que optimiza la función de tu cuerpo, incluida la salud del piso pélvico, promoviendo una vida activa y sin molestias.